LATINAS y VIOLENCIA

Bueno, yo creía que mi caso era único. En realidad es uno "más" y, después de todo, tampoco el peor. Acaba de saltar a la prensa algo más del asesinato de un catalán en la Costa Brava a manos de su "pareja". En un principio los titulares de prensa eran escuetos: Una enfermera degüella con un bisturí a su compañero. Esta lacónica información no daba para más, pero, poco a poco, las cosas van saliendo a la luz... Sobre todo desde que el "chiripitifláutico" de ZP y sus adlátares y la "bruja de la Vice" pusieron en marcha la denominada LEY DE VIOLENCIA DE GÉNERO y por la cuál las mujeres están supraprotegidas respecto al hombre en la piel de toro. De golpe y porrazo se cargaron uno de los artículos básicos de la CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA que nos sirvió en estos últimos treinta años: el que proclama la igualdad ante la ley.

¡En esas estábamos!, pero... cada día más hombres están cayendo víctimas de los malos tratos que les propinan sus "féminas". Yo por suerte pude escapar de ese nudo gordiano que habían tejido a mi alrededor. Otro que estaba casado con una colombiana en la misma ciudad en la que resido cayó "fulminado" en plena sesión de "folleteo"... Yo escapé por los pelos, aunque me quedé "hipotecado" [visiten la primera parte de la historia en www.marambioba.blogia.com] por una década, pero puedo darme por afortunado ya que al ritmo que íbamos, a estas alturas, hace años que estaría "siendo pasto de los gusanos".

En fin, parece que la vida nos sigue deparando sorpresas y, sin querer, no hay manera de substraerse a la cotidiana realidad. La colombiana Adelaida Romero sedó a su compañero Jordi Gironella y con un bisturí le segó la vida, en una nota que la latina dejó en su casa, decía que "no la esperasen ya que no regresarían ninguno de los dos". Cuando fue detenida por los Mossos d'Esquadra [Policía en Cataluña], declaró: HA TENIDO UNA MUERTE DULCE.

Evidentemente, sólo faltaría, ahora, que después de haberlo asesinado los bienes quedasen para esta "piltrafa" que nos llegó allende el Océano. Aunque claro, la culpa no es tampoco de aquella gente que, desesperada, se agarra al "avión" y se introduce en una sociedad en la que el ser humano se ha convertido prácticamente en un niño. En América Latina, en general, la vida no vale nada más que un puñado de dólares. Siempre que viajé por la región, lo primero que me aconsejaban era la cantidad mínima que debía de tener en el bolsillo para poder conservar la vida y, además, las costumbres y precauciones para poder ir por la calle... Por suerte después de más de 100.000 kilómetros por el continente, nunca tuve problemas de ningún tipo. Eso sí, nunca hay que salir de noche, en caso de hacerlo con gente del lugar y de confianza... Aunque no todo es fácil. Recuerdo en México mientras iba con un amigo del hombre del espectáculo del paralelo barcelonés, Colsada, a medianoche, no había ningún semáforo que respetásemos, a lo sumo, se bajaba la velocidad... Yo, intrigado, pregunté. ¿Por qué se circula así? Es la única manera de salir con vida de esta jungla. En caso de detenerte, los pandilleros saldrán de cualquier lado, te destrozarán los vidrios y te quitarán todo lo que lleves. El mundo está lleno de "resentidos sociales" dispuestos a quitarte la vida por cuatro "mangos"*. Así que esta gente, cuando llega aquí [en Buenos Aires hay zonas totalmente copadas por las Mafias Villeras -si le interesa el tema teclee en cualquier buscador CUMBIAS VILLERAS y... ¡-Asómbrese con las letras vigentes-!, para pasar, con suerte, tienes que "pagarles el peaje"...]. Una de las zonas fue desmantelada, pero como pasó en Barcelona con los Juegos del 92, se desmontó LA MINA y otras zonas que "estorbaban" a los especuladores de aquella época [por cierto uno de los "peces gordos" de aquel fastuoso negocio murió de infarto mientras estaba copulando con una conocida mujer de la Ciudad Condal, aunque luego todo se trató de tapar, el hombre se dio unos gramos de Viagra y realizó el último viaje de su vida], en Buenos Aires pasó lo mismo con Fuerte Apache: desmantelado, todos los "villeros" fueron realojados, la mayoría en edificios públicos que a las pocas semanas estaban como si hubiesen sido bombardeados... La realidad supera la ficción por aquellas latitudes.

No es extraño que cuando llegan aquí queden obnubilados por las posibilidades de "pillaje" que ofrecemos. Somos unos pardillos dispuestos a ser devorados por aquellos "desclasados" o "negros" como les llaman en Argentina. Aunque el concepto "negro" nada tenga que ver con los ciudadanos de color procedentes de África.